En Recetas Nestlé® también aclaramos la diferencia con las medialunas y compartimos algunos tips para hacer hojaldres
Si queremos hablar de íconos de la panadería, no podemos olvidarnos de los croissants, tanto rellenos como los más tradicionales. Existen varias opciones para complementarlos con todo tipo de ingredientes.
En Recetas Nestlé® te contamos sobre algunas clases de croissants, unas ideas para acompañarlos, cómo conservarlos y de una vez por todas dejamos en claro sus diferencias con las medialunas.
Tipos de croissant
En el Día Internacional del Croissant, el 30 de enero de cada año, no se celebra únicamente su versión original. Se trata de una fecha que también sirve para darnos cuenta de todos los tipos de croissants que podemos encontrar.
Esa es una de las mejores características de esta pieza de panadería. Es posible hallar versiones dulces o preparaciones saladas, con todo tipo de rellenos o, por el otro lado, los más sencillos en los que brilla el arte de saber hacer una masa con un sabor estupendo.
- El croissant clásico: comenzamos este recorrido con el croissant más común y tradicional, aquel que venden en la mayoría de las panaderías, sin rellenos exóticos ni coberturas experimentales. Se hace con una masa de hojaldre que en las puntas termina con una textura más dura, incluso crujiente, pero con una parte central suavecita gracias a la manteca, un ingrediente que sobresale en esta preparación.
- Croissant de almendras: en la larga historia que tiene el croissant y sus derivados, este alimento tuvo un paso muy importante por Francia. De hecho, es común pensar que su origen es el país galo, pero en realidad nació en Austria. Esta versión con almendras normalmente es más dulce, tiene una capa de almíbar en su exterior y suele llevar, también, azúcar en polvo. Como relleno puede tener, además, crema de almendras. ¡Delicioso!
- Croissant de chocolate: una de las piezas de repostería que no pueden faltar en ninguna pastelería ni panadería. Aunque no se trata de la versión original, el croissant relleno de chocolate es una verdadera maravilla, sobre todo cuando se logra esa parte central suave con una capa de chocolate derretido. Además, acá el croissant es un lienzo en blanco que puede acompañar cualquier tipo de preparación de cacao: desde el más oscuro y amargo, hasta el blanco.
- Croissant de jamón y queso: hasta el momento nos enfocamos en las preparaciones más dulces, pero si hablamos de la versión salada del croissant no podemos dejar a un lado al de jamón y queso. En este caso es un plato más fuerte y cargado, que seguramente nos va a entregar más energía que las anteriores propuestas, por eso no es una mala idea comerlo en el desayuno o como un snack a media mañana. Si lo aprovechamos fresco y caliente, lo suficiente como para que el queso se derrita un poco, seguramente nos va a alegrar el resto del día.
- Croissant de salmón: si no lo conocés, no sabés de lo que te estás perdiendo. Todo un juego de sabores y texturas para sorprender al paladar. La recomendación es que tenga salmón ahumado, al cual se le puede añadir queso crema, lechuga y tomate, un espectáculo con toque nórdico.
- Croissant de huevo y panceta: en este recorrido planetario a través de los diferentes tipos de croissants, es momento de llegar a América para hablar de esta versión con todo el espíritu estadounidense. Se trata también de una preparación salada, con huevos revueltos y unas tiras de panceta.
- Croissant de frutas: entramos, para algunos, a un terreno que puede ser inexplorado. Ya hablamos de croissants salados y croissants dulces, pero aún no hemos mencionado ninguna fruta para acompañarlo. El mango, la banana y las frutillas pueden ser una buena combinación, incluso si ya lleva chocolate, así que te sugerimos no descartar esta opción.
- Croissant multicereal: hoy en día existen versiones más balanceadas prácticamente de cualquier comida, dirigidas, especialmente, a las personas que se enfocan en su alimentación. De ahí viene este tipo de croissant que tiene una masa menos grasosa y se hace con otros cereales, como cebada, avena y centeno. También es común encontrarlo con algunas semillas como decoración y complemento.
- Croissant de crema: el croissant convertido en un postre suele tener crema pastelera en su interior, con algunas decoraciones en su parte externa, como azúcar pulverizada o unas líneas de chocolate. Una verdadera delicia.
- Croissant hawaiano: esto puede generar alguna polémica, pero tampoco podemos cubrir la realidad para los que se niegan a usar piña en este tipo de comidas Esta versión suele ser parecida a su compañera de la pizza. Además de la piña, lleva jamón y queso.
Ideas para disfrutar de un croissant
Puede ser muy sencillo simplemente tomar un croissant y comérselo solo, no hay ningún misterio en eso. Sin embargo, hay algunos elementos con los que esta pieza de panadería puede mezclarse bastante bien.
Croissant y café
Este es un verdadero clásico de panadería, en especial cuando nos referimos a los croissants tradicionales o, al menos, aquellos que tienen menos detalles. Algunos, incluso, lo sumergen en el café para darle un sabor más fuerte.
Si no lo has probado de esta forma, tenelo en cuenta para la próxima vez. Pero tené cuidado en no dejar el croissant mucho tiempo remojando, puesto que puede desarmarse fácilmente si se ablanda demasiado. Pensá que es simplemente untarlo un poco con el café.
Croissant, manteca y dulce
Acá hablamos únicamente del croissant más clásico, aquel que no tiene relleno. Se trata de una mezcla que los dioses de la comida nos entregaron en forma de dulce y manteca.
Simplemente abrí el croissant por la mitad y hacia lo largo. Usando un cuchillo, untá cada uno de los pedazos con la mezcla maravillosa. Por último, si querés seguir experimentando y descubriendo sabores, podés sumergir una porción en café, puede que te sorprenda.
Recetas con hojaldre
Cómo conservar y recalentar un croissant
No hay ninguna discusión de que la mejor forma de comer un croissant relleno o sencillo, y en realidad cualquier pieza de panadería, es recién salido del horno, fresco y suave. Pero también sabemos que no siempre es posible y por eso a veces compramos algunos para llevar a casa, pensando en un delicioso desayuno con café al día siguiente o como un snack a media mañana.
Guardémoslo por unas horas
Lo ideal, en un principio, es no guardarlo en ningún tipo de recipiente hermético. El croissant, como la gran mayoría de piezas de panadería, necesita respirar, así que si lo guardas únicamente por unas cuantas horas, lo mejor es dejarlo en una bolsa de papel, de este modo mantiene su textura por más tiempo.
No es recomendable dejarlo en un tupper hermético porque la humedad que acumula en sus capas va a mantenerse en un mismo espacio, ablandando la pieza. Por eso decimos que necesita respirar.
¿Cómo guardarlo por días?
Por otro lado, si compraste tus croissants para toda la semana, una buena idea es congelarlos, pero existe un método que funciona muy bien para que, una vez lo descongeles, mantenga sus características.
- Guardalos en un cajón del freezer, con un espacio entre las piezas y sin que las cubra nada.
- Dejalos un par de horas, hasta que estén congelados.
- Una vez estén así, podés guardarlos en un recipiente, pero con cuidado, no los vas a querer romper.
Es momento de descongelarlo
El mejor electrodoméstico para descongelar y calentar croissants es el horno, pero vale la pena que lo precalientes. Para descongelarlo, precalentá el horno a 200°C y dejalo unos minutos. Sin embargo, si tenés un horno pequeño en el que la bandeja está muy cerca a la resistencia, bajá la temperatura, puesto que el hojaldre es bastante sensible y se quema fácilmente.
Para recalentar tu croissant también te aconsejamos usar el horno, pero hay otra opción que funciona muy bien: la tostadora. Lo mejor es usar este método con croissants pequeños partidos por la mitad, que quepan en este electrodoméstico. Si son muy grandes, seguramente se van a destruir.