Si vas a cocinar con niños, en Recetas Nestlé® te damos algunos consejos para que no pierdas la paciencia.
Una de las mejores actividades para compartir en familia es cocinar una merienda, una cena o un desayuno para niños con tus hijos. Es el espacio perfecto para fortalecer los lazos y enseñarles bastantes cosas mientras hacen juntos una buena comida.
Sin embargo, si no lo preparás bien, puede terminar en algo aburrido o demasiado desordenado. Prepárate para reír y crear los mejores recuerdos, porque acá te damos varias recomendaciones para que la aventura culinaria con tus hijos sea memorable.
Cuándo es una buena idea involucrarlos en la cocina
Esa es una duda que tiene todo el sentido, sobre todo porque un par de años pueden hacer toda la diferencia a la hora de darle más libertades a un niño dentro de la cocina.
La siguiente guía te puede ayudar para ver qué tanta responsabilidad le das a tus hijos, dependiendo de la edad que tengan.
Antes de los seis años
Aunque parece que a los cinco o cuatro años son demasiado pequeños para que participen en las actividades culinarias, desde esa edad ya pueden hacer cosas muy básicas.
Además, si empezás a mostrarles la cocina desde peques, se van a sentir más cómodos y con más confianza cuando les des más espacio.
Hay cosas tan básicas como que te alcancen una cuchara o un batidor, y desde ahí ya van conociendo los utensilios. Lo mismo sucede con los ingredientes y algunos alimentos. Pensá que son unos mini asistentes.
Mientras tanto, vale la pena que les expliques qué es cada utensilio o ingrediente, y para qué sirve.
También te pueden dar una mano al momento de limpiar o lavar las frutas y verduras. Son tareas sencillas que sirven para que vayan familiarizándose con este espacio.
Entre seis y nueve años
A partir de esa edad ya pueden involucrarse mucho más, aprovechando que tienen una mayor motricidad. Pueden aprender a romper los huevos y batir lo que sea necesario. Primero con tu ayuda, y ya después solos.
Aprovechando su creatividad, se pueden animar a decorar postres y distintos platos, haciendo de la cocina un espacio de juego responsable.
Además de lavar frutas o verduras, también te pueden ayudar a limpiar algunos utensilios, así como darle forma a albóndigas o hamburguesas.
Incluso, con un cuchillo especial para niños que no tenga filo ni signifique un riesgo, podrían empezar a cortar frutas.
Entre 10 y 13 años
En una etapa cercana a la adolescencia van a querer más independencia, así que es el momento indicado para enseñarles a usar un cuchillo con más filo, explicarles los electrodomésticos e incluso dejarlos hacer sus propias recetas sencillas.
De 14 en adelante
Acá ya es posible enseñarles a usar el horno y manipular el fuego, obviamente, siempre con mucho cuidado y bajo tu supervisión.
Dejalos participar desde el comienzo
Ya sea que lo que tengas pensado sea un desayuno para niños, un almuerzo o una merienda, vale la pena que los involucres desde el inicio, es decir, desde que van juntos al supermercado a comprar los ingredientes.
Es importante que los guíes y que les expliques por qué compran cada ingrediente, así se van familiarizando con los distintos alimentos. Y si quiere algo que no hace parte de tu plan, no se lo niegues, esa es una muestra de interés.
Elijan juntos la receta
Lo mejor es tener ya un plan antes de ir al supermercado para buscar los ingredientes. Planea con tiempo y contale que van a cocinar algo juntos. Mostrale opciones para que se anime. Es tu hijo, pensá en algo que le guste y que le llame la atención.
Imaginá que en este paso eres un guía, así que ayudalo a elegir la receta, pero que la palabra final la tenga él. Así va a sentir que es algo propio, va a tener esa sensación de pertenencia.
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Tené en cuenta que no sea un plato muy complejo o con muchos pasos, que podría resultar aburrido. Debe ser suficientemente sencillo y rápido como para que pueda involucrarse de lleno, pero también que sea divertido.
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No elijan una comida importante o necesaria, por lo menos en las primeras actividades. De esta forma, si llega a salir mal, no van a quedarse sin el almuerzo para el resto de la familia o sin una cena en la noche.
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Escojan algo en lo que, por ejemplo, tenga que amasar, mezclar, batir o decorar.
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Es una buena idea decidirse por un plato frío, ya que no va a ser necesario usar fuentes de calor.
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Si sabe escribir, puede incluso hacer la lista.
Encontrá un punto de interés
La idea es que todos se diviertan, así que también vale la pena pensar en encontrar una relación entre algo que le guste mucho y la cocina.
Puede ser cualquier cosa. Por ejemplo, si le gusta dibujar, pueden hacer la lista juntos con dibujos de las comidas. Si le gusta leer, puede ayudarte leyendo las recetas a elegir o, una vez la escojan, leyendo el paso a paso. Si le apasionan los animales, pueden cocinar juntos un KitKat Big Cookie con KitKat Bunny en forma de conejitos.
Tené lista la cocina
Una vez tengas escogida la receta y los ingredientes en casa, tomate un tiempo para prepararlo todo. Tené en cuenta las siguientes recomendaciones para que resulte más sencillo.
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Todo al alcance de la mano: asegurate de tener los ingredientes y utensilios cerca, e incluso, si el niño aún es pequeño, buscá una silla o una caja en la que pueda subirse para estar a la altura de la mesa.
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Creá una zona segura: una buena idea es darles a los niños su propio espacio dentro de la cocina, donde estén lejos de cuchillos, tijeras, otros objetos cortopunzantes y fuentes de calor. Además, de esta forma será más fácil que los puedas supervisar. También te va a ayudar a no ensuciar toda la cocina, sino únicamente una zona.
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Elegí los utensilios correctos: dependiendo de la edad que tengan, hay algunos utensilios coloridos y seguros para niños que van a mantener tu mente en paz, alejada de preocupaciones. Por ejemplo, los cuchillos de plástico son perfectos para cortar algunos alimentos suaves o untar ciertos ingredientes. El batidor, un exprimidor, las tazas y cucharas medidoras, un mortero o un rodillo son otros que pueden usar sin riesgos.
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Pensá en el tiempo: entre distracciones, juegos y risas, seguramente te vas a demorar más de lo que tenías en mente, así que es mejor que hagás esta actividad con tiempo de sobra y sin afán. Lo mejor es que no tengas otras cosas importantes que hacer por un par de horas.
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Primero la higiene: una de las primeras enseñanzas que les podés transmitir es la importancia de lavarse las manos antes de cocinar, y lavar las frutas y verduras.
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Relajate y disponete para el desorden: podés una zona para los niños y poner un plástico para reducir la limpieza, pero lo mejor es que te prepares mentalmente para una cocina que va a terminar desordenada. En lugar de estresarte, dejá que tu niño interior salga y disfrutalo.
Apuntá a la diversión
Lo ideal de hacer un desayuno para niños, o cualquier otra comida, es hacerlo divertido. Vale la pena pensar previamente en cómo decorar algunos platos, casi que hacerlo como un juego.
Que vuele la creatividad
No tiene que ser elaborado. Con unas galletitas, por ejemplo, podés darles la libertad de decorarlas con granas de chocolate y chocolate rallado, para que hagan corazones, caritas felices o cualquier cosa que surja en sus cabezas.
Te invitamos a preparar con ellos unas cookies decoradas en esta receta.
Las masas son geniales para estos propósitos, para que los niños puedan moldearlas y darles cualquier forma. Es importante que toquen los ingredientes, los huelan, los prueben. No importa que se ensucien.
Unos panqueques son una buena idea para que aprendan a batir. Una vez estén listos, los podés decorar con frutillas, arándanos o chips de chocolate.
Aprendé a hacer panqueques con esta receta.
Dejalos tomar la iniciativa
Dales espacio para proponer y que creen sus propias ideas. Haceles preguntas, así se involucran en el proceso y tienen iniciativa.
Los colores de las verduras y las frutas son perfectos para decorar, además no requieren de ninguna preparación, así que dejalos inventar su propia ensalada. Seguramente, si ellos mismos la hacen, no van a voltear la boca al momento de comerla.
Vestilos adecuadamente
No les pongás una camisa como para una cena familiar o unos pantalones nuevos. Pensá en ropa que no importe si se ensucia. Y si podés, comprale un delantal divertido e incluso un sombrero de chef. Esos detalles hacen la diferencia.
Un momento de enseñanza (mutua)
Mientras se divierten preparando la receta, los niños van aprendiendo un montón de cosas que podés reforzar durante la actividad. Estos son algunos beneficios de hacer cenas, almuerzos, meriendas o desayunos para niños.
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Mejoran la comprensión del trabajo en equipo.
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Aprenden a usar utensilios y, al mismo tiempo, a medir o cortar cosas.
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Entienden la importancia de la higiene personal.
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Aprenden nuevas palabras gracias a los alimentos, ingredientes y utensilios que usan durante la receta.
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Si se les dificulta algo, puede convertirse en un reto a superar.
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Mejoran su concentración y atención al enfocarse en una actividad.
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Al darles un rol específico, aprenden de la responsabilidad y la autonomía.
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Por tu parte, seguramente, mejorarás tu capacidad de paciencia.
No es solo cocinar, también es limpiar
Cuando llegue el momento de limpiar, no te lleves toda a responsabilidad. Es el momento perfecto para que los niños también aprendan de lo importante y necesario que es lavar.
Pueden ayudarte con cosas sencillas, como recoger los utensilios, secarlos y guardarlos después de que los laves o limpiar una parte de la mesa.
Me encanto las indicaciones y/o consejos para cocinar con miños